28.11.09

¿Vale la pena el entrenamiento mental?

Artículo de Graham Lawton escrito para la revista "New Scientist" y traducido para La Nación por Luis Hugo Pressenda .

LONDRES.- Estoy concentrado al máximo, observando un pequeño recuadro en blanco en medio de la pantalla de mi computadora. De un segundo a otro, una letra aparecerá en el recuadro y, al mismo tiempo, un pájaro irrumpirá en algún lugar de la pantalla. Mi tarea es "cazarlo" con la flecha accionada por el ratón de la computadora, y luego tipear la letra en el recuadro.

Tengo un pretexto por si mi jefe me descubre jugando en la oficina: estoy adiestrando mi cerebro. Cuanto más practique, más inteligente se volverá mi cerebro y mejoraré mi rendimiento laboral, o por lo menos eso fue lo que me dijeron.

El juego Birdwatching nació en los Laboratorios Lumos, de San Francisco, una de las decenas de compañías que surgieron para lucrar con el furor del "entrenamiento cerebral". Como la mayoría de sus competidores, la teoría que impulsa sus ventas es franca y directa: el cerebro humano es como un músculo: cuanto más se use, más poderoso se volverá.

Para quienes creen en eso, actualmente en el mercado hay cientos de juegos para realzar la actividad cerebral. El producto más conocido es un videojuego llamado Brain Age , desarrollado por el neurocientífico Ryuta Kawashima de la Universidad de Tohoku, en Japón, y es promovido por la actriz Nicole Kidman.

Si bien cada uno de esos juegos proclama aspectos favorables levemente diferentes, en términos generales ofrecen uno o dos beneficios. O bien "mejoran el normal funcionamiento cerebral" -cosas como la atención, la memoria y la rapidez mental- o "aminoran la decadencia que viene con la edad". Las compañías afirman que sus programas están sustentados en las más recientes pruebas científicas.

Pero ¿da resultado el adiestramiento cerebral? "Depende. Es como si preguntáramos si los fármacos dan resultado. Dependerá de la molécula", respondió Torkel Klingberg, especialista en adiestramiento cerebral del Instituto Karolinska, de Estocolmo.

El mercado norteamericano relacionado con el adiestramiento cerebral movió apenas 2 millones de dólares en 2005, pero se esperaba que moviera unos 80 millones de dólares en 2007. El catalizador de ese aumento meteórico probablemente haya sido el lanzamiento, en 2005, de Brain Age , del que se han vendido más de 14 millones de copias en todo el mundo.

Como sus competidores, Brain Age es un conjunto de acertijos y videojuegos que se valen de capacidades cognitivas como la memoria, la atención, y la rapidez mental. Como sucede con todos los videojuegos, cuanto más juega uno, mejor lo hace. Lo que hace que los juegos de adiestramiento cerebral sean especiales, así dicen, es que los mejoramientos no ocurren sólo dentro del contexto del propio juego sino también en el mundo real.

Usarlo o perderlo

En un plano superficial, esto tiene bastante sentido. Ya se sabe que la gente mayor que permanece mentalmente activa resiste más la decadencia cognitiva y la demencia, y muchos estudios científicos han respaldado la hipótesis de "usarlo o perderlo". Si da resultado para la gente mayor, ¿no debería dar resultado para todos?

Tal vez sí. En los últimos 15 años, los neurocientíficos han acopiado abundantes pruebas de que importantes funciones cognitivas como la memoria, la atención y la rapidez mental pueden ser mejoradas con el adiestramiento cerebral, no sólo en los mayores, sino también en los jóvenes adultos sanos. También hay estudios que demuestran que plantear desafíos a una región específica del cerebro la estimula para que crezca y se desarrolle.

La mayoría de las compañías que ofrecen adiestramiento cerebral no llegan a especificar de qué manera su producto modificará físicamente el cerebro de una persona. Como prueba de que los programas de adiestramiento cerebral dan resultado, tienden a señalar el peso absoluto de los datos acumulados, pero si se va más a fondo las cosas comienzan a ser menos definidas.

"Faltan entre 12 y 15 años de buen trabajo científico de laboratorio para orientar y corregir el rumbo de los cerebros. Todo puede ser mejorado. El cerebro es masivamente dúctil, si se lo adiestra de manera correcta", comentó Mike Merzenich, neurocientífico de la Universidad de California en San Francisco, y director de Posit Science, compañía que desarrolla programas "que mejoran el estado del cerebro".

La diferencia es clave: el cerebro parece ser adiestrable, pero hay que hacerlo correctamente.

"Eso significa que cada programa de adiestramiento cerebral debe ser evaluado por sus propios méritos. Y cuando uno hace precisamente eso, las dudas comienzan a asomar. Los experimentos con programas específicos tienden a ser escasos, con pocos participantes, y no muy controlados. A menos que se haya demostrado que un programa de adiestramiento tuvo éxito bajo las rigurosas condiciones de una adecuada evaluación clínica, los resultados deben ser considerados provisionales."

El programa Lumosity, creado por los Laboratorios Lumos, es un ejemplo típico. Según Mike Scanlon, director del departamento científico de la compañía, el programa de adiestramiento cerebral fue adaptado a partir de experimentos en psicología y literatura relacionada con la neurociencia cognitiva. Los propios experimentos de la compañía muestran que 30 sesiones de adiestramiento produjeron signficativas mejoras en pruebas de atención visual y memoria funcional.

Esto suena impresionante hasta que uno tiene en cuenta que los experimentos incluyeron a 14 personas, y que los resultados no fueron publicados en una revista especializada evaluada por colegas. Lumos sostiene que su programa enseña a ejercitar la rapidez mental y el control cognitivo, pero aún tiene que dar pruebas que respalden eso.

Resultados provisionales

Esto no quiere decir que el programa Lumosity no da resultado ni que los experimentos fueron mal diseñados. Lo que sí sugiere es que el programa Lumosity no puede asegurar que sea una vía comprobada hacia un cerebro mejor dotado, y que los resultados obtenidos por la compañía, y los de muchas de sus competidoras, deben ser tenidos en cuenta como provisionales.

Sin embargo, la ausencia de pruebas fehacientes no es necesariamente considerada un problema. Susan Greenfield, de la Universidad de Oxford, ha apoyado públicamente el programa de adiestramiento cerebral MindFit para personas mayores sobre la base de una investigación que aún tiene que ser evaluada por colegas. Greenfield señaló que está persuadida de que existe la suficiente evidencia de que el adiestramiento cerebral vale la pena.

"Creo que da resultado. ¿Qué se puede perder? No se corre ningún riesgo", agregó. Hay que destacar que ningún estudio ha demostrado que el adiestramiento cerebral empeore las capacidades cognitivas.

Evidencias científicas positivas: Las disponibles no provienen de grandes ensayos clínicos

LONDRES (New Scientist).- Más allá de lo que dicen las compañías que los producen y las celebridades que los recomiendan, ¿existe alguna evidencia decente e independiente de que los programas de entrenamiento mental funcionan? Sí, y aunque no provienen de ensayos clínicos realizados a gran escala, los estudios realizados apuntan todos en la misma dirección.


En 2006, un grupo dirigido por Karlene Ball, de la Universidad de Alabama, Estados Unidos, publicó los resultados de un amplio estudio realizado con fondos federales que testeó la hipótesis de "úselo o piérdalo". Entre 1998, y 2004, pusieron a 1884 adultos mayores sanos en un programa intensivo de 6 semanas, diseñado para entrenar la memoria, el poder de razonamiento y la velocidad mental.

Una vez finalizado el programa, Ball y sus colegas hallaron que no sólo había sido útil sino que sus resultados eran generalizables: aquellos que habían ejercitado su memoria respondían mejor a los tests de memoria. Es más, cuando los participantes fueron revaluados 5 años más tarde, los efectos todavía eran detectables.

Aún así, no existen evidencias de que ese entrenamiento haya tenido algún efectos sobre las actividades cotidianas de los participantes. Eso no ha impedido que los investigadores estén ahora empleando sus resultados para elaborar un programa de computación para el entrenamiento mental de personas mayores.

Sin garantías

Otros estudios han tenido mejores resultados. Mike Merzenich y sus colegas de Posit Science publicaron los resultados de otro gran ensayo clínico en 2006. Pusieron a prueba su juego de computadora Brain Fitness Program en 182 adultos mayores. Aquellos que participaron del programa tuvieron mejores resultados en tests de memoria que los del grupo placebo (que sólo vio un DVD), y las mejorías todavía podían ser percibidas tres meses más tarde.

Es importante señalar que ningún estudio ha mostrado que el entrenamiento mental puede empeorar las habilidades cognitivas. Lo que no hay que esperar es que al usar estos programas uno desarrolle una memoria fotográfica o una agilidad mental extrema de un día para otro.

"Yo suelo comparlo con dejar de fumar o empezar a hacer actividad física -comentó Susan Greenfield, de la Universidad de Oxford-. Puede reducir el risgo de cáncer. Pero no es una garantía de que uno no va a padecer la enfermedad." Fin del artículo.

De manera adicional, les recomiendo éste artículo relacionado en el diccionario del escéptico : "Gimnasia cerebral: kinesiología educacional"

5.11.09

Acerca de Vilayanur Ramachandran

Vilayanur Subramanian Ramachandran

Este artículo fue confeccionado por la Lic. Ana Belén Amil y publicado en el Boletín Científico Coband Nº 49/Noviembre de 2009


Vilayanur Subramanian Ramachandran nació en Tamil Nadu, India, en 1951, y pasó buena parte de su juventud en el exterior, cubriendo puestos en Asia. Luego de recibir su M.D. en la Universidad Médica Stanley en Madras (1974), se mudó a Cambridge, específicamente a la Universidad Trinity, donde obtuvo su PHD en neurociencia y psicología experimental. Más tarde realizó su postdoctorado en el Departamento de Fisiología de la Universidad de Oxford. Sus asesores fueron Oliver Braddick, Fergus Campbell, Horace Barlow, Colin Blakemore y David Whitteridge. Pasó dos años en Caltech, como investigador, trabajando con Kacj Pettigrew. Luego fue Profesor Asistente de Psicología en la Universidad de California, San Diego (1983), y Profesor de dedicación plena desde 1998. En Inglaterra, fue colaborador de Richard Gregory.

Actualmente es director del Center for Brain and Cognition de la Universidad de California, así como profesor del Departamento de Psicología y Neurociencias, y adjunto de Biología en el Instituto Salk para Estudios Biológicos. Fue elegido como becario en la Universidad All Souls, Oxford, y en el Instituto Royal de Londres, donde fue premiado con la medalla Henry Dale. Fue llamado "el Marco Polo de la neurociencia" por Richard Dawkins y el moderno Paul Broca por Eric Kandel. La revista Newsweek lo nombró uno de los 100 hombres más prometedores del siglo XXI.

Ramachandran siguió dos carreras paralelas: una sobre el estudio de la percepción visual, utilizando los métodos de la psicofísica; y la otra en neurología, particularmente sobre un número de síndromes neurológicos. Introdujo el uso del feedback visual para el tratamiento del síndrome del miembro fantasma, la rehabilitación luego de un ataque de apoplejía, y el síndrome del dolor regional complejo. También es conocido por sus experimentos y especulaciones en el campo de la sinestesia, junto con Edward Hubbard y David Brang. Recientemente su trabajo se focalizó en las causas del autismo.

Ramachandran publicó más de 180 artículos en revistas científicas. Veinte de ellos aparecieron en Nature, y otros en Science, Nature Neuroscience, Percepetion y Vision Research. Es autor del aclamado libro "Fantasmas en el cerebro", que fue traducido a nueve idiomas. Es editor de la Enciclopedia del Cerebro Humano (2002) y co-autor de la columna "Illusions de Scientific American Mind.

Sus investigaciones más tempranas sobre percepción visual humana se llevan el crédito de haber descubierto nuevos efectos visuales que iniciaron una revolución neo-gestalt en el campo. Es posible ver dichas ilusiones en su sitio WEB

Ramachandran también se dedicó al estudio de síndromes neurológicos para investigar los mecanismos neurales que subyacen a las funciones mentales humanas. Es especialmente conocido por la simplicidad y elegancia de sus experimentos, que usan equipos con tecnología muy sencilla para intentar contestar preguntas fundamentales sobre cómo funciona el cerebro. Respecto del miembro fantasma, Ramachandran explica que el hecho de que la cara esté subyacente a la representación de la mano y el brazo en el homúnculo cortical es crucial para explicar el origen del fenómeno. Cuando un brazo o pierna es amputado, el paciente continúa sintiendo la presencia del miembro faltante. En 1990, Ramachandran comenzó a utilizar este fenómeno como una prueba para explorar la plasticidad neural en el cerebro adulto. Sugirió que el miembro fantasma se puede deber a los cambios en el cerebro más que a cambios en los nervios periféricos. El input del miembro es mapeado en la corteza somatosensitiva de una manera ordenada, formando una representación llamada homúnculo somatosensitivo. El input de la mano está adjunto al input del brazo, de la cara, y al lado del input del pie. Dado el modo en que está distribuida la representación de la superficie del cuerpo en el cerebro, una estimulación en la mejilla podría producir sensaciones en el miembro fantasma.

Ramachandran demostró que cuando un brazo es amputado, el territorio cortical que queda vacante es invadido por neuronas que responden a la estimulación de la cara. Esto muestra que los mapas cerebrales son muy maleables, y no rígidos desde el nacimiento como antes se creía.

Muchos pacientes con "brazos fantasmas" sienten que pueden mover su miembro, pero otros sienten que está paralizado, usualmente en una posición muy incómoda y dolorosa. Ramachandran sugirió que esta parálisis se debía a que cada vez que el paciente intentaba mover el miembro, recibía información sensorial a través de la propiocepción de que dicho miembro no se movía. Este feedback se fijaba en el circuito cerebral a través del aprendizaje Hebbiano, de modo que incluso cuando la pierna no estaba presente, el cerebro aprendió que el miembro estaba paralizado. Para sobreponerse a esta parálisis aprendida, Ramachandran creó la caja espejo: se le coloca un espejo frente al paciente, y se le pide que mire el reflejo del brazo normal, de modo que se sobreimprima a la sensación del fantasma (creando así la ilusión de que el miembro perdido había resucitado). Cuando el paciente mueve su brazo normal mientras mira el reflejo, no sólo ve al fantasma moverse sino que también lo siente. Esto parece hacer desaparecer el dolor en el miembro fantasma. En otros pacientes, esto hace desaparecer al fantasma completamente. Estos hallazgos fueron comprobados en estudios de doble ciego.

Ramachandran también usó estos miembros fantasmas para explorar los correlatos perceptuales del sistema de neuronas espejo en humanos. Las neuronas sensoriales se activan cuando somos tocados, y una proporción de estas mismas neuronas también se activan cuando vemos a alguien siendo tocado, como si “empatizaran”. Pero la persona que mira generalmente no siente nada. Ramachandran descubrió que si un paciente con miembro fantasma mira a otra persona siendo tocada, siente que le están tocando su miembro fantasma. Masajear a otra persona parece aliviar el dolor en el miembro amputado.

Esta misma metodología de caja espejo fue utilizada para acelerar la recuperación de brazos y piernas en personas que han quedado paralizadas luego de un ataque de apoplejía. Todos estos hallazgos resultaron en un nuevo acercamiento al modo de funcionamiento cerebral. La vieja postura de que el cerebro era un set de módulos autónomos prefijados desde el nacimiento fue reemplazada por una nueva visión, en la que los módulos están en un constante estado de equilibrio entre sí. Esto implica que procedimientos relativamente simples pueden ser altamente efectivos en la rehabilitación del funcionamiento cerebral.

Recientemente, Ramachandran también estudió los mecanismos de la sinestesia grafema-color, una condición en la cual al ver letras blanco y negro o números en una hoja el paciente evoca la experiencia de ver colores. El autor sugirió que este fenómeno puede surgir de la activación cruzada de distintas regiones cerebrales, pero en este caso, a diferencia del miembro fantasma, se producen dentro del área sensorial, y se debe a diferencias genéticas más que a una reorganización neural. Los sinestésicos mostraron más activación en la región del color en tomografía computada, comparados con los no sinestésicos, cuando veían letras y números.

Ramachandran también estudió, junto con William Hirstein, la ilusión de Capgras, en la cual una persona que sufrió un trauma cerebral cree que los seres queridos han sido reemplazados por impostores. La ilusión sólo concierne a seres muy cercanos y no ocurre si se les habla por teléfono. Los autores sugirieron que este fenómeno se puede deber a una desconexión entre el área de reconocimiento de caras (giro fusiforme) y la amígdala, relacionada con la respuesta emocional a rostros conocidos. Para testear esta hipótesis, se utilizó la respuesta galvánica de la piel. Aparentemente, los pacientes que sufren de esta ilusión no responden adecuadamente a las caras familiares.

Respecto del autismo, Ramachandran y su grupo fueron los primeros en sugerir y mostrar experimentalmente en 1990 que la clave para entender los síntomas del autismo podría situarse en la pérdida de neuronas espejo.

Aquí una presentación de Ramachandran donde ilustra los temas tratados en éste artículo . El video puede verse subtitulado en español